martes, agosto 08, 2006

JERIGONZARIO ROLISTICO VOL 1: “Se da garra”


Crónica nostálgico-lingüística
'Darse garra es el andurrial pal rancho de la sabiduría' (Guiliam Blake)

La escena ya la había repetido muchas veces desde hacia algunos años. Sin embargo esta vez había algo distinto. No podría definir la sensación y lejano está decir que se asemejaba al miedo, aunque efectivamente algo de eso tenía. Además del tiempo, el ego falsea el recuerdo. Aún la pesada puerta metálica amarilla se abría de vez en cuando impulsada por un apresurado estudiante, que estrellándose con mi dubitativa silueta recortada contra un tablero blanquísimo y estéril parecía preguntarse para sí: ¿Es este el profesor? Cuestionamiento que cada vez será más escaso ante los sobresalientes estragos de los años en mi cara. Súmele a eso esta ijemadre brisa sabanera que me sembró un desierto en la frente y que me tiene fatigando las góndolas de cremas humectantes de los supermercados. En vano claro está.

Mi primera clase en Bogotá. Mi primera clase en la Nacho. Un curso donde un segmento importante repetía la materia por tercera vez. Esperanza en sus ojos. Desasosiego en los mios.

Una vez se normalizó la afluencia, decidí cerrar la puerta. Para ser el primer día de clase la asistencia es buena, pensé, sin dejar de permitirme el gusto malsano del desprecio por una generación cada vez más servil. En mis tiempos nadie se habría aparecido la primera clase. La Universidad pública no es lo de antes. Realidad innegable y refugio de mis chocheras prematuras. Entonces “Buenos días” de apertura. Presentación formal mientras aprovecho el tablero deseoso de tinta para escribir mi nombre. De Cali, si señores. Universidad del Valle. Paneo sobre las caras en búsqueda de una reacción, por más ínfima que fuese, ante tamaña confesión (No la de la Universidad del Valle, claro está). Nada. La expectativa opacaba cualquier otro sentimiento.

Cualquier profesor con un mínimo de inteligencia y por supuesto cualquier estudiante avezado (aunque mi biliosa invectiva generacional anterior disienta un poco sobre la aplicabilidad del termino “avezado”) conoce la grán ventaja pedagógica y didáctica del taller como medio de evaluación cuya efectividad ha sido comprobada sobre todo cuando el profesor no ha preparado ni un carajo su clase. Como este era el caso, tal posibilidad cruzó mi mente aunque fue descartada con la inmediatez que me concedía la certeza de que un taller en la primera clase era mi pasaje guit-no-return al honorable cuadro de profes odiados. Primiparo viejo sí, pero güevon no. Esto me llevó a la la única solución posible en estos casos aunque también la más baja y que revelo aquí en exclusiva con el blindaje antivergüenza que me prodiga un blog. Cualquier referencia en persona a esta abdicación será negada. Y dice:
_ Saquen una hojita y escriban sus expectativas sobre el curso.
Lo sé. Guacala superlativo. La desesperada inclusión de una segunda pregunta pidiendo definir el concepto central del curso no es suficiente para redimirme. Todavía este recuerdo me atormenta y es responsable de que la composición de mis cobijas a cuadritos hayan cambiado a 60% lana 40% sudor y lágrimas.

Pero como mi mercé ser Ingeniero y privilegia el pragmatismo sobre la decencia (espero que esto explique mi comportamiento a todos mis amigos y amigas), dicha estrategia y la posterior lectura de casi 40 hojas mal arrancadas con una caligrafía inmunda (exceptuando las pertenecientes a la desafortunada escasa participación femenina de mi clase que tuvo el detalle de entregarme hojitas de Hello Kitty con esa letra redondita tan propia de las nenas), me proporcionaban la comodidad de quemar 2 horas de clase leyendo en voz alta una sucesión de exabruptos y valorando el estado de la clase (Después de todo es un ejercicio valido ¿No?). Una salida perfecta digna de un maestro (en todas sus acepciones). Sin embargo como el destino es cruel y mi alevosía y primiparez (la palabra existe, lo juro) debían ser cobradas por el inevitable Karma profesorístico, una hoja, bastante vulgar por cierto, llegó a mis manos conmocionandome. Nada tenía de particular lo escrito allí, excepto por una ultima línea, que a nivel quizá de ruego rezaba:
_ NOTA: PROFE, NO SE DE GARRA CON LA PROGRAMACIÓN.
Una sensación de vértigo me invadió. Inmediatamente un inoportuno sudor acudió a mí. Inconscientemente repetí en voz alta la frase para de nuevo sumergirme en el silencio. Cuando mi estupefacción decreció en el grado apropiado para escuchar mi mente pude de cierta manera enfrentar la situación. La única reacción posible que tuve fue articular con labios mudos...
¿QUE DIABLOS SIGNIFICA 'SE DA GARRA'????
¡Ahh! Deliciosa expresión esta, hasta ese momento esquiva a mis oídos y que me fue revelada en el momento y lugar más inoportuno. Se me había escabullido en decenas de roquesalparques y festiteatros. La interacción con los locales no me la había regalado hasta el momento. Afortunadamente mi grán inteligencia (De sobra conocido por lxs lectorxs de este blog) se puso en marcha y logró, no sin penosos esfuerzos, esbozar un significado preliminar para la popular (ahora lo sé) y animalesca metáfora: Darse garra es exagerar. Gran hallazgo producto del análisis exhaustivo de las relaciones semioti-antropo-gamino-mamifero-podológicas inmanentes en este prodigio de la cultura popular. Una vez descifrado el papelucho pude continuar la clase no sin padecer esporádicos escalosfrios e intentos de desmayo en mi bautismo de fuego docente en plazas cundiboyacas.

Como buen investigador en ciernes, el incidente merecía una acción. Esta consistió en el refinamiento del concepto a través de entrevistas abiertas basadas en definir el prodigio. Los resultados fueron los siguientes:
¿Y es que en Cali no dicen 'se da garra'? (99%)*
Que pregunta tan marica (1%)
(* esta respuesta en particular era pronunciada con ese típico acento seudo-gomelo clase media bogotana proferido con una jeta minusculamente abierta como se acostumbra po'aca)

Los resultados, bastante desalentadores por cierto, se deben en mi concepto a que la muestra estaba compuesta principalmente por estudiantes de maestría de Ingeniería, los cuales rechazaron la pregunta por no ser tipo ECAES.

Un semestre despues y asimilando “darse garra” con “excederse” en algo, comenté la anecdota a una nueva camada de hilarantes estudiantes teniendo una nueva herramienta pedagógica para rellenar la primera clase. Curiosamente y en un gesto de baja lamboneria o burla encriptada hacía mi, la charla introductoria que sostuvimos estuvo poblada de generosos “se da garra” en cualquier contexto en el que remotamente se pudiese aplicar. Ahora me he vuelto hipersensitivo a la expresión, y creo oirla en todas partes en labios lejanos, en fríos andenes o en transmilenios atestados. Tan bella pero tan ajena a la vez. Nunca la usaré pues no me pertenece. Vengo de una ciudad de excesos donde esta hipérbole nos es desconocida.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No se de garra.....

Anónimo dijo...

A lo bien, se da garra... Me gusta el final.
Apunte al margen: He escuchado a algunos estudiantes de grado once de colegios distritales en la fría capital decir "se da el caldo" en referencia al tema en cuestión.
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Anónimo dijo...

Muy bien. Por algo el profesor de ética en Univalle te hizo los comentarios. De otro lado, tienes gran creatividad, no creo que se requiera experimentar la repetición de algunas partes. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Es de entender lo complicado que puede llegar a ser el proceso adaptativo de la prole de provincia en las cerradas elites capitalinas, adicional de los multiples atropellos de ese léxico putrido, que intenta salirse de la completitud de nuestra lengua para poner esos teminos calentanos que intentan romper con el hielo de la perfección rola. A parte de esos momentos de ver a aquel personaje al que los años han atropellado sin clemencia, excusando en la brisa acogedora su alopecia y que además se reusa a aceptar la idea que ya no es un pollo con sus garras, y al que una sombra pronunciada bajo los ojos delatava lo poco que dormia, confirmado por lo profundo de sus comentarios, acerca que esos bellos temas de un libro que aparentemente solo Él leia, bueno! claro está a las 3:00 A.M. hora en que el ser humano NORMAL retosaba con sus sueños que no iban encaminados a ninguno de los pensamientos de aquel ser, quien contaba con una gran habilidad de improvisar acerca de esos temas, que entre sus ojeras y su despejada mente nadie optaba por entender.

Cualquier comentario se quedaria corto para describir la grandeza de tal ser, quien con frecuencia se aterraba de todas aquellas cualidades de los jóvenes que lo rodeaban.

Por el contrario esa grandeza en su interior lo hacia tener unos análisis filoso-nacho-acade-mediocr-intelectuales en torno a todo tipo de comentarios de sus ansiosos estudiantes, entre los que se encontraba nuestra expresión en mención " SE DA GARRA!" porque efecticvamente este personaje colmaba de una profunda sensación de impotencia y desasociego a sus estudiantes con salidas realmente olímpicas a las posibles preguntas o aclaraciones que pudiesen solicitar aquellos incautos jóvenes, lo que logró compensar con su asistencia a otro tipo de eventos socio-alcoho-perdi-cultutrales.

En últimas " se da garra" no es solo exagerar, es reunir en un solo ser todo lo inimaginable, todo aquello que puede carecer de una lógica HUMANA y aquellas salidas que lo pueden dejar a uno en la INMUNDA.

SIUL

Anónimo dijo...

Muchachos, uds. mas jovenes que yo y olvidaron el sentido del humor??? En ningun momento el relato "se da garra" dice que sea fiel copia de lo sucedido, solo esta basado ligeramente en el hecho del papelito. El resto fue construido para QUE SEA CHISTOSO!!! Igual gracias por visitar pero en ningun momento me tomo la docencia como improvisación.

Anónimo dijo...

me encanta darme garra!!!! quien es el personaje detras de estos escritos?

Hiperterminal dijo...

Uyyy cuánta nostálgia releer estas líneas luego de 6 años. ¡Ya seis años!

Igual sigue sacándome sonrisas :)

La chimba dijo...

No se den garra y chupenme el huevo toditos los que leyeron o escribieron esta caga